La música es la expresión de amor cuando faltan palabras, y es que tanto el sufrimiento como el más puro sentimiento, puede ser descritos en los versos de una bella melodía. “La llorona”, por ejemplo, es una de las canciones más sonadas durante el Día de Muertos, aunque muchos atribuyen su origen a la madre que ahogó a sus hijos y y con agonía gritaba por las calles "¡Ay, mis hijos!”, muchos otros prefieren la versión de una trágica historia de amor.
No existe dato exacto de la fecha de creación ni del autor de la canción, muchos afirman que su origen se remonta a una comunidad zapoteca del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, en la época de la Revolución Mexicana. Sin embargo; otros sugieren que su origen podría remontarse a la prehistoria.
La historia de amor detrás de la canción de “La Llorona”
Con motivo de la celebración de una festividad, un joven salió a Juchitán, su comunidad vecina, cuando de repente vio salir de la iglesia a una señorita con un hermoso huipil, traje regional istmeño; fue entonces cuando sus ojos descubrieron a quien se convertiría en el amor de su vida. Día tras día comenzó a cortejarla, hasta que finalmente logró conquistar su corazón y obtuvo la aprobación de sus padres para casarse con ella.
Poco tiempo había pasado, cuando el llamado para enlistarse para la guerra toco a las puertas de esta familia, pues la Revolución Mexicana estaba a las puertas y comenzaba el conflicto armado en una lucha contra la dictadura. Pasó el tiempo hasta que el momento de la despedida llegó. La joven, desconsolada, lloraba la partida de su amado; mientras que su esposo la tomaba de los brazos y con sus manos secaba sus lágrimas; a su vez, le prometió su amor eterno y la llamó “llorona”.
Tardes de agonía acompañaban a la joven, mientras que con angustia y desconsuelo esperaba junto a su ventana el regreso de su esposo. Sin embargo, lo que volvió a ella fue la triste noticia del fallecimiento de su amado, junto a una carta que le había escrito en sus últimos momento de vida. Es difícil saber qué decía la carta con exactitud, aunque la historia popular afirma que un fragmento decía lo siguiente:
“Salías del templo un día llorona, cuando al pasar yo te vi. Hermoso huipil llevabas que la Virgen te creí. En el cielo nace el Sol, mi llorona, y en el mar nace la Luna y en mi corazón nace, llorona, quererte como ninguna. Aunque me cueste la vida llorona, no dejaré de quererte. ¡Ay de mi llorona, llorona, tú eres mi Xhunca”.
Resulta de más mencionar que la “llorona” pasó mucho tiempo en lágrimas y tristeza. Desde entonces, se dice, pasó cada 30 de octubre preparando junto a su hijo la cena tradicional que más le gustaba a su esposo, para que, según sus creencias, se sentara con ellos y los acompañara en el Día de Muertos.
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