Rondando solos y en medio de la noche, los tlacuaches habitan en las zonas arbóreas del centro y el sur del país, pero han perdido su hábitat natural, por lo que estos marsupiales mexicanos han tenido que emigrar a las zonas urbanas y cambiar su estilo de vida. En marzo es cuando inician su periodo de reproducción, por lo que es común verlos transitar en medio de la ciudad, en las calles, banquetas e incluso en botes de basura, buscando un refugio y cómo alimentar a sus mascotas.
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Tlacuaches amenazados por ataques humanos
Los tlacuaches han sido amenazados por los humanos, debido a que por su adaptación a nuevos espacios, se han acercado a zonas urbanas. Muchos tienen la idea errónea de que estos animalitos son portadores de rabia, o algunos le tienen fobia debido a su apariencia similar a las ratas, por lo que día a día se registran constantes ataques humanos hacia esta especie que solo busca un refugio.
Cuando un tlacuache se siente amenazado o intimidado, saliva en exceso para ahuyentar a sus enemigos, pero esto no significa que vaya a atacar, por lo que en caso de encontrarse con uno, lo único que hay que hacer es alejarse para que este continúe su camino.
De acuerdo con el Instituto de Ecología de México (Inecol), existe evidencia científica de que algunos tipod de tlacuache actúan como indicadores de la salud general de los ecosistemas. Además, desempeñan un papel importante, pues ayudan en la dispersión de semillas, la polinización, la regulación de las poblaciones de insectos y la reducción de la transmisión de enfermedades.
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La leyenda mexicana de porqué los tlacuaches tienen la cola pelada
El nombre del tlacuache proviene del náhuatl “tlacuatzin”, que significa “el pequeño que come fuego”. Cuenta la leyenda que cuando el frío hacía padecer a los hombres, una chispa de fuego se soltó de una estrella y provocó un incendio, el cual los “gigantes de la montaña”, enemigos de los humanos, apresaron para ellos.
Sin embargo, los tlacuaches hicieron una alianza con los humanos para que dejaran de cazar su especie, y luego de lo acordado, un tlacuache se acercó al campamento de los gigantes, pasó siete días sin moverse y luego se fue rodando hasta la hoguera, donde metió la cola y una llama se la quemó, mientras tanto tomó una brasa con la boca y huyó corriendo.
Fue así como desde entonces el tlacuache fue considerado héroe de la humanidad, conservando hasta ahora su cola pelada como muestra de su acto de valentía.
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